1- Tener el sol en los ojos, el verano en el pelaje y el amor en la lengua.
2- Decir muchos verbos en cada maullido; el escritor escucha sugerencias.
3- Quebrar un objeto de vidrio al menos una vez cada dos cuentos (ayuda a la cosecha del drama).
4- Arañar la telita trasera del mueble de la sala, ronroneando en diferentes colores.
5- Dormir de día, joder de noche.
6- Pasear por los techos vecinos y contar lo visto con un rasguño en el antebrazo del escritor, de manera que pueda leerlo con facilidad.
7- Lamer la mano del escritor para darle las palabras encontradas en el patio.
8- Tomar algunas veces forma de adjetivo y sentarse junto a la mano del escritor.
9- Otras veces meterse dentro lo escrito y tener la astucia de salir antes de que se cierre.
10- irse lejos para producir tristeza.