Cansada mañana, abres los ojos,
tanta cura envenena tu lucha,
lloras, extrañas, maldices un poco.
En camino espinoso la soledad es mucha.
Tus árboles crecen y colman eriales,
sus flores te aroman las noches de bruma,
mi montaña sagrada, cascada de amores
¿soñaste una vez tan dichosa fortuna?
Probaste amor en las ramas de Agosto
y en abril asestaste en el mundo un remedio
diste un grito partido sobre estepas inciertas
para ofrecer amor en tu único imperio.
Aquí no hay montañas donde enterrar la mirada
ni gotas tristes sonando en los techos
la madrugada se ha ido a esconder a mi almohada
y la lluvia de siempre no huele a los sueños.
¿A dónde irá la música cuando el viento calle,
si el ruido estancase por siempre mis venas,
y los dolores de adentro en mis ojos estallen,
y huyan de mi noche las lunas llenas?
Cantaré sobre el valle donde nació la historia,
caminante me hizo, andariego me siente.
Volveré por mis muertos, henchido en memorias
Cual visita de Ovidio, inesperada siempre.
Y cuando me duela el Escuque donde lloré aquella ausencia
y el cementerio de ayeres se me salga del cuerpo
me dormiré en tu voz, de infinita presencia,
como el suelo ardiente del Zulia bajo el cielo inmenso.