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Fragmentos del árbol del frente

El frío es un amor sin paredes
y panóptico,
me da una carpa de hielo
para asustar al mundo,
me dice cables,
grillos invisibles,
mentiras que brillan
y tienen formas de vecinos.

El frío no tiene piel
y hace que me caiga
en pedacitos
de calor;
pequeños caen en el piso
y se ríen
hasta morir.

La noche
es una barba infinita
del pasado,
es una enfermedad que gusta
cuando se derrama por los ojos.

Los gritos de un círculo
se desnudan
al salir de su ventano,
y aquella montaña
es mi mascota.

¡Pobres luces
esas que allí vienen!,
llegando ahogadas a mis ojos
rehilando de cansancio.

A veces soy tan alto
que no escucho el suelo.

A veces soy tan árbol,
que vivo al frente,
y me caigo a pedazos.