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Para que no duela

Para que no duela cierra los ojos y sopla la arena del médano, que tu hálito se lleve todas las sombras que el sol dobló y que galope sobre una nube de náusea. Yo dejaré un teatro de ceniza volcado en mi espalda y conjugaré verbos imposibles, bailaré como fantasma y jugaré con mis cabellos blancos de porcelana falsa.

Para que no duela, abre la boca y deja salir el horno de imágenes concorvadas, que se escapen a las calles de lo cutre, que pierdan el color y la forma, que naveguen y naufraguen, que sean fósiles perdidos de todos las aquellas veces y los aquellos tiempos.

Para que no duela, lava tus pupilas con luz amarilla, que ciegue todo pálpito y le queme el ritmo plural que lleva, que fluya en las venas, sustituya la sangre y se abra paso a la realidad aterradora que hay afuera, donde todo está oscuro y la luz es inútil, donde todo es una infinita caída a un remolino de olvidos ardientes.

Para que no duela, amor, desmiembra las palabras dichas, sácales el jugo, bébelo y vomítalo a las cloacas del inmenso mundo, crucifica lo escrito hasta que le pida perdón a tus ojos de carne seca, ahorca, golpea, apuñala, al muñeco de cartón que se llama silencio y se mueve sobre el suelo como serpiente asustada.

Para que no duela, abre un agujero a los quizás y mete todas las ilusiones romas que como lombrices agonizan en el aire de la amargura, que se vayan adentro de una vida nueva que no sea de nadie, ajena a tus gritos de sirena encantada.

Para que no duela, viaja sobre los primeros cuerpos tocados y despídete de los olores dulces, de las durezas punzantes, de las aguas saladas que pintaron los cuerpos amantes, despídete de las bocas mordelonas y los alientos púrpuras, azules y redondos, despídete de las voces rebosantes; constructoras de castillos de luna y de cielos débiles, despídete de las voces burlescas y de los toques obscenos que no se arrepienten de la piel que chocaron.

Para que no duela, explota y llueve, y cae en lugares separados que no recuerden sus apéndices, y que vivan y crezcan ignorantes de las costumbres pasadas.

Para que no duela, explota y llueve. Explota y llueve. Que yo sabré mojarme.

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